jueves, 10 de octubre de 2013

ROCA






Tiene mucho de mar, también desprende su olor característico: humedad, magnesio, sudor...
Son gestos precisos, como en la vida, un milímetro es significativo. No te distraigas, mira el siguiente canto y dirígete a él; así una y otra vez.
La música de la roca se oye monótona si nos paramos a escucharla, es una melodía suave para guerreros que no descansan: visualizar y ejecutar, visualizar y ejecutar...repiten hasta el agotamiento.
¡No, ahora no! ¡Aprieta! Rumores apagados por la falta de oxígeno en los músculos; boca seca, igual que siempre que llega el miedo. Impotente ¡no puedo!...
Durante años fue el verdadero juego. Buceando en las carpetas de un pasado que no para de crecer, encontré momentos congelados y olvidados; tratábamos de bailar sobre las rocas. Seguro que después de miles de imágenes en cientos de lugares, éstas no son las más espectaculares pero llamaron rápido mi atención. ¿El juego terminó?
Valverdín-Pedrosa, San Martín de Teverga, Hoces de Vegacervera y Visuña (Sierra de Caurel). Los sueños están ahí.

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