miércoles, 30 de abril de 2014

OUTRA PRIMAVERA NA SERRA DO CAUREL: VALES DOS RÍOS SELMO E SOLDÓN

Non preguntarás pero... este ano a primavera na serra do Caurel é espectacular. Baixaba tranquilo despois dunha xornada distinta... sentín con total claridade as palabras do trasno na miña cabeza: -que fas?, por que non sacas a cámara?, móvete.
Sonaba na radio Estrella Morente con Paco de Lucía, pensaba na recurrencia de determinadas cousas e na dor que provocan as cordas nas mans cando se perde o costume.
A xente agradece as nosas explicacións para poder seguir explorando, eu sentinme agradecido por que me axudaron a sacar un rato os pés da zona fría.
Diante dos meus ollos paisaxes familiares nos que o mellor que pode facerse e calar... si, así vai este ano a primavera na miña serra.

Subida a primeira hora polo val do río Quiroga

Corzo na Golada, antes da Seara

Estrada de Visuña, antes de chegar a Ferramulín, ao fondo a pena do Mar de Arriba

Pena do mar de arriba dende a estrada, pouco antes de Vieiros

Penedo do Val

Serra entre o penedo do Val e a silla de Castro Mao

Silla de Castro Mao

Vieiros e val

Fonte de Cais, na serra dos Cabalos. Cabeceira do río Soldón

Val do río Soldón

Fonte de Cais, na serra dos Cabalos

Corga do rego de Pinacedo antes de chegar a Soldón da Seara dende a Golada

Val do rego dos regos de Montouto e Mazales

martes, 22 de abril de 2014

CORDAL DEL PICO CATOUTE DESDE SALENTINOS

La cabeza como una batidora.
En algún momento encuentro la respuesta al fino hilo que separa las fechas de distintos años, no quiero recordar y el ambiente de un monte abrumador me aleja de la realidad. Vuelvo de vez en cuando para preguntarme ¿en dónde estoy?, ¡ah!, ¡ya!
¿Volvió el poder de abstracción que domina el sufrimiento?
Son imágenes tan recurrentes como los versos mal traídos. Se suceden una tras otra, día tras día. Me temo que el último giro ya fue.
Desde Salentinos ascendiendo por el valle del río del mismo nombre o de la Tejera, sin rumbo y con rumbo a todo lo que queda a mi derecha: pico de la Cernella, pico Catoute, alto de Calogán, pico de Fana Rubia, peña Noguera, pico Bóveda, alto de la Chonida y por el Chamazal de nuevo a Salentinos cuando la luz de la tarde ya me había abrumado sobre unos valles que no parecen de esta geografía.

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Cascada en el arroyo Chavanes

¿Entramos?

Pico del Valdeiglesias

Arista este del pico Cernella

Laguna de la Rebeza

Cabecera del valle del río Salentinos o de la Teja pico del Valdeiglesias.

Llegando a la cumbre del alto de la Cernella

Arista este del pico Catoute

Valle del Boeza

Valle del río Salentinos con la central de Cubillos del Sil al fondo

Arista oeste del pico Catoute

En la cima del pico Catoute

Montes del alto Bierzo desde la cumbre del pico Catoute

Valle del río Salentinos o de la Tejera

Valle glaciar con el pico Valdeiglesias al fondo

Chortens en la cima de peña Noguera

Casi todo el cordal del día...

Jugando en la cumbre del pico Bóveda

Pico Bóveda

Otro valle glaciar con toda la arista que se pierde hacia el este...

Salentinos

Valle en Salentinos

Iglesia de Salentinos

sábado, 19 de abril de 2014

Y LA SOLEDAD YA NUNCA ESTUVO SOLA...

...gallinazos, humedad, calor sofocante, hamacas, gallos, cuerpos y cuchillos, el banano, los amores imposibles, improbables, arrebatados e irrepetibles; el polvo en el camino, el musgo, la parranda...
La soledad nos regaló años ininterrumpidos de lluvias torrenciales en los que quedamos prendidos en una humedad humana, caliente y pastosa. Todos los años, incluso los peores, acudo puntual a la cita con los años de soledad y las sofocantes tardes en las que la viuda del doctor Juvenal Urbino se debate contra un amor que efectivamente era de novela...y como solía decir mi abuela, igual que en el cine.
Confieso que durante años también seguí el rastro de sangre en la nieve procedente del dedo anular de Nena Daconte, el mismo que habría de pincharme para dejar mi propio rastro rojo humeante en una nieve inglesa que cayó después de haber llegado el sol; no me hubiera sorprendido de que en algún momento empezaran a caer ranas del cielo hasta que Melquíades mandara parar mostrando su sonrisa de oro.
Es la magia del realismo, es la magia de las palabras, es la magia de la vida... parece tan simple como lanzar escupitajos al viento y que regresen convertidos en música celestial. No recuerdo la primera vez que leí estas palabras, todavía era un niño que no sabía nada de los pasos y sin embargo ya no fui capaz de olvidarlas: "Úrsula preguntó por dónde se habían ido los gitanos. Siguió preguntando en el camino que le indicaron, y creyendo que todavía tenía tiempo de alcanzarlos, siguió alejándose de la aldea, hasta que tuvo conciencia de estar tan lejos que ya no pensó en regresar." También recuerdo cada una de las veces que estas palabras de métrica perfecta retumbaron en mi vida para enseñarme que no se puede volver atrás, que es mejor no volverse, que por mucho que se quiera no se puede volver atrás... que despiadado sonó de su pequeña boca que imaginé temblorosa.
Pueden leerse muchas cosas estos días acerca de uno de los escritores que cambió para siempre el curso de la literatura universal. Son cosas incomprensibles para los devoradores de versos sin puntos ni comas pero que invitan a saber que su arte también tiene estructura teórica basada en el estudio y conocimiento de numerosas palabras. Siempre, en multitud de situaciones pasaron por mi cabeza como un relámpago, sin ningún motivo: "Había una sola luz en una sola ventana de una sola casa..." resultó ser una reiteración de adjetivos y del esquema sintáctico.
No tengo muy claro a quien he de agradecerle que decidiera incluir textos de Gabriel García Márquez en aquel libro de texto para niños con las tapas marrones... allí, una y otra vez leí sus frases hasta aprenderlas de memoria para repetirlas como mantras (otra vez los mantras) en los buenos y malos momentos...incluso cuando ya no había fuerzas para repetir ni la respiración.
Precisamente ahora, después de despedirte hace años con una colección de "putas tristes" llegó el momento de estar agradecidos. Yo lo estoy.
Ojalá una lluvia de flores amarillas te reciba allá a donde vayas...

jueves, 17 de abril de 2014

SIERRA DELGADA, PICO ELENA Y PICO DEL RÍO DESDE LAS BRAÑAS DE SOSAS DE LACIANA

Un suspiro.
Los ves a lo lejos, lo haces...
Por toda la arista de la Sierra Delgada desde las brañas de Sosas de Laciana: alto de Valbuena, Secuecho, pico la Fana, la Manteiga, pico de Elena, pico del Río, collado del Miro y Majadas de Peña Rubia.
¿En busca del último giro? ¿Quién sabe cuál será el último giro?
Al principio mucha nieve tipo pescadería, luego primavera helada infinita en las nortes...
Hubiéramos empezado en Babia y Laciana, aquí también hay una luz especial como en aquella estación de trenes que no van a ningún sitio... Parece que fue en otra vida.

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