La jornada empieza a las 6:30 h. Cuando sales de la tienda en un sitio como el campo de Sang Sumdo se recuerda porque queríamos volver una y otra vez a despertar en el monte, aquí mucho más.
La noche pasó lenta con continuas salidas de la tienda para eliminar la cantidad de líquido ingerido durante el día. Otras veces esta hidratación que puede parecer exagerada dio buenos resultados, esperemos que ahí también. La luna, la misma luna de la que tanto hablamos lo ilumina todo; es facinante salir a la noche y encontrarse con tremendo espectáculo.
Ascendiendo por el valle del río Sang Sumdo, paisaje árido entre montañas peladas de arenisca casi granate. Cada vez el valle va cerrándose más y ganando en interés; impresionantes los pináculos producidos por la erosión diferencial: un bloque pequeño o grande de conglomerado compacta y protege todo el material que tiene debajo y queda, una vez que se erosiona la tierra que lo rodea, un cilindro más o menos del mismo grosor de la piedra que lo corona. A la tarde pude entrar en uno de estos bosques e incluso fotografiar la génesis del fenómeno orogénico en un par de casos al lado del camino.
Invertimos algo menos de cuatro horas en llegar al campo 2, el resto de la jornada con mucha tranquilidad incluso con apetecible baño en el río que supongo será el último en muchos días. La situación a 4150 m para dormir sigue completando el proceso de aclimatación e invita a no moverse demasiado para empezar a ahorrar. No tengo ninguna molestia y desapareció la diarrea de Leh.
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