Realmente tiene poca historia.
Levantarse al romper el día como de costumbre e iniciar el ascenso por una
enorme cuenca glaciar abandonada hasta la parte alta de un conjunto de morrenas activas.
Cambio notorio de tiempo e incertidumbre son las dos cosas que
marcan esta jornada corta.
Me está costando asimilar la idea de ir a dormir por primera vez a 5.000 m, acuso el golpe del paso de Kongmaru La. Subo despacio y temeroso bajo la mirada del Stok Kangri (6.123 m) y del Shuku Kangri (6.003 m); el primero preside toda la subida, nuestro objetivo deja verse entre jirones de niebla a medida que avanzamos hacia arriba
No quiero pero salpicaduras de lluvia en las piedras llevan anunciando lluvia durante un rato; disimulo para no verlas y que ellas no me vean a mi. Después de días de
calor y cielos despejados llega la lluvia, primero como no queriendo y luego
decidida a mojarlo todo en forma de tormenta con granizo.
La llegada al CB la hacemos bajo
un buena buena manta de agua y corriendo para refugiarnos en el bar del lugar que no podía faltar;
entrar en él por un momento permite que me olvide de que el único día que no
podía cambiar el tiempo cambió y de manera radical. Me obligo a pensar en la
posibilidad de hacer un intento de cumbre aún con malas condiciones meteorológicas; unilateralmente decido que es posible y resulta tranquilizador.
El camino hacia la
cima parece estar claro, incluso hay gente bajando a nuestra llegada al CB sobre las 12:00. Experimento una sensación muy parecida a la que recuerdo en
Plaza de Mulas al ver deslizarse a la gente por la rampa de tierra por encima
del campamento, algunos con pasos muy vacilantes, imprecisos, dolorosos... igual
que si vinieran del más allá. ¿Vienen? Normalmente estas experiencias suelen
tener algo de salirse y regresar.
El montaje del campamento por parte de
nuestro equipo resulta en estas condiciones muy penoso. Entre la gente que vamos
allí para intentar subir se habla de posibilidades, de cuándo, de
aclimatación...
Será esta misma noche, al cambiar el día, sin importar
demasiado el tiempo que haga... después ya se verá.
El resto de la jornada
pasa dentro de una incertidumbre de nubes que vienen y van dejando lluvias casi
constantes y un resquemor por la gracia del destino.
Casi sin darme cuenta
preparo la mochila con todo lo necesario para el intento de una montaña por la
que hay que pasar, lejos de soberbias y falsas motivaciones; habrá que
intentarlo por el mismo motivo que se intentaron otras cumbres. Quizás por el
simple placer de caminar hacia arriba, bajar y contarlo con cuidado.
En la
mochila: pantalón corta viento, crampones, bastones, piolet, gafas de ventisca,
guantes fuertes, guantes finos, pañuelos cuello y cara, pasamontañas fuerte,
bolsa botiquín y apaños, dos sobres de gel energético, gafas ligeras. Dos litros
de agua en el depósito interior y un litro de te en la botella pensando en lo
reconstituyente que resultó en el nevado por el que había que pasar...
Despertarse a las 00:00 h, desayunar a la 00:30 h y salir para arriba a la 1:00 h; ese es el plan. El track está en el GPS...
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