Cuesta despedirse de un emplazamiento tan
confortable para un campo.
Nos enfrentamos a una jornada menos larga
que la anterior pero también larga y con mucho calor porque ya andamos por una
zona baja.
Un valle enorme por el que circula el río Nymaling que hay que
cruzar poco después de abandonar el campo en una zona en la que ya no es lo
mismo que el día anterior; es profundo y con mucha corriente lo que obliga a no
tomárselo a broma. Con cada estrechamiento se renueva el paisaje y me pregunto que sorpresa nos ofrecerá, alguna de ella fue sorprendente, de una belleza rara
por lo torturado de los materiales que componen el paisaje.
En las horas centrales del día nos
cruzamos con más gente de lo habitual.
El valle se cierra cada vez más y de
pronto nos encontramos en un campo que me parece destartalado y poco acogedor en
comparación con el anterior. Las aldeas y monasterios a nuestro paso están circunstancialmente abandonados, todos sus habitantes están en el Kalachakra.
El resto de la
tarde, esperando la luna, transcurre con tranquilidad con la realización de las
tareas habituales. Volvemos a meternos en un río de aguas sucias pero que deja
el cuerpo estabilizado.
Una preocupación por la poca altura a la que estamos;
recupera el sofocón pero tal vez no contribuya demasiado a lograr el objetivo.
Esta noche alcanzamos el punto más bajo del trekking 3.400 m. a la espera de lo que vendrá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario