Las noches no son tan buenas
como debieran, tal vez demasiadas horas en el saco y demasiada cafeína.
El
inicio de la jornada es una fuerte pendiente que acaba con un zig zag bajo el
paso de Stok (4.900 m); dos horas y algo son más que suficientes para salvar los 700 m de
desnivel. Allí detenidos durante una hora gozamos de unas vistas espectaculares
sobre todos los valles por los que transitamos ayer, incluidos el paso de Ganda
y las montañas de Zanskar a lo lejos.
Lo anunciado se cumple, sube, baja,
sube, baja, sube... Pero nadie acertó a decirnos que el camino hasta Mankarmo es
espectacular; el más espectacular, incluso más espectacular que el de la jornada
de ayer. La aclimatación parece buena y da para andar por estas alturas
holgadamente.
A nuestra izquierda el grandioso valle del Indo y a la derecha
los picos nevados de los Kangri de esta zona. Lamentablemente no acertamos a
identificar cuál es el Kangri de Stok. La bajada hasta el nuevo valle se va
haciendo por una capa de sedimentos blandos entre diques espectaculares de
materiales más duros. El río que baja por la zona de Mankarmo es magnífico por sus dimensiones y por los materiales que lo rodean. En el punto por el que
aparecemos en él es la confluencia de dos valles enormes formando en el centro
una monumental plaza de proporciones descomunales.
A las 14 h, la jornada se
había acabado con tiempo para haber disfrutado de los paisajes más
espectaculares, para descansar y ocuparse del cuerpo durante toda la
tarde.
Esta noche y sobre todo la llegada mañana al campo desde el que se va
a la cumbre será determinante. No puedo hacer suposiciones porque no veo la ruta
de subida ni la montaña.
Al lado de las tiendas en el campo de Mankarmo
encuentro fósiles que son testigos del choque del subcontinente indio contra el
Tíbet; me llevaré de recuerdo uno pequeño que contiene una concha de bivalvo casi
entera que encuentro en un pequeño cono de deyección que contiene calizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario