Como sucedió con la plaza de las setas de hormigón y la luna no sabía si realmente había estado en este túnel. Entonces... ¡claro!; si la foto existe y está dentro de la tarjeta de memoria de mi cámara es que sí, que estuve allí.
Al verla recordé la vista cansada por una luz vieja, espectacular, esencial; una luz enredada entre formas arcaicas de piedra desgastadas por el hombre y el tiempo. El olor a hierro, a humedad y a lavanda. Volvió a mi memoria la nieve en un lugar en el que no nieva... pasos nuevos; manos brillantes por una escarcha metálica indeleble; una tuerca oxidada de la cabeza de un gigante loco y apuesto; palmeras... ¿palmeras? Sí, palmeras: las recuerdo perfectamente navegando en una luz tan dura que machaca cualquier intento de fotografiarlas.
Ya, ya está...
Cerro del Hierro. Sierra norte de Sevilla. 22/04/2013. 16:44 h |
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