En la parte baja del palacio de Leh, capital de Ladakh, se apretujan callejuelas que muestran cuál es la auténtica realidad de esta región del estado Indio de Jammu y Cachemira, muy cerca de Paquistán, Xinjiang y Tíbet. En una de estas calles encontré este establecimiento Gurunanak Dye Centre (Centro de teñido de Gurunanak).
Sistema tradicional de teñido en Leh, Ladakh. India.
Mujeres tibetanas en las callejuelas bajo el gran palacio de Leh, Ladakh.
Preparando la madera de abedul para la construcción de nuevas edificaciones. Las varas de abedul constituyen una de las principales materias primas en el sistema de construcción de la zona. Utilizándolas en mazos compactos sustituyen al hierro, por ejemplo en la elaboración de entreplantas, techos, etc. Bajo el gran palacio de Leh encontré varios lugares en los que preparan esta madera para su utilización en zonas cercanas.
Al salir del Kalachakra 2014 que tuvo lugar en Leh, todavía pensando si era verdad que habíamos podido asistir a las enseñanzas del Dalai Lama en un recinto atestado gente procedente de todos los rincones del mundo. Jugaba desde la ventanilla del coche con la cámara en la mano...
Jóvenes monjes en el monasterio de Hemis, Ladakh. Acabamos allí de camino al punto inicial de nuestra incursión en la montaña para presenciar el Hemis Tesechu Festival 2014.
Viejo monje preparado para asistir al Hemis Tesechu Festival 2014.
Monjes músicos durante la celebración de una parte de los rituales del Hemis Tesechu Festival 2014. Algo así, tan concentrado, con todos los elementos, nunca había podido contemplarlo en directo. Más de dos horas recreándonos en esta espectacular celebración del mundo budista.
Danza durante el Hemis Tesechu Festival 2014. Las figuras que decoran los alteres de los templos budistas cobraron vida durante un buen rato en los trajes de los bailarines. Es un espectáculo que, pese a la tranquilidad que suelen inspirar las celebraciones budistas, desprende una fuerza tremenda.
Detalle de uno de los participantes en las danzas del Hemis Tesechu Festival...oráculos, deidades, monjes...
Público en el Hemis Tesechu Festival.
Público en el Hemis Tesechu Festival.
Ya en la montaña, llegando al Ganda La (4.878 m), la vida en estas montañas tiene un ritmo distinto. Pese a que a veces falta el oxígeno y los pasos deben ser lentos, es mucho más vivible.
Los viajes están llenos de momentos distintos. De camino durante el largo regreso a casa aprovechamos cada minuto para seguir aprendiendo. Las segadoras el Fuerte Rojo de Delhi no posaron, simplemente estaban haciendo su trabajo. Es real, es distinto.
Segadora en el Fuerte Rojo de Delhi.
El mercado de la Mezquita de Delhi. Dijeron, no es aconsejable ir allí... pues dicho y hecho, después de visitar el Fuerte Rojo, arriesgamos la vida para cruzar una calle e hicimos un intento infructuoso para visitar la Mezquita. Una vez en la puerta tuvimos que volvernos por donde habíamos llegado. De todos modos el mercado que se instala en sus inmediaciones tiene el sabor característico de estos mercados y no deja nunca de acompañarte la sensación de que no es tu sitio... pero nada de eso es cierto, se puede comprar a buen precio e incluso comer...
Una construcción como el Taj Mahal te golpea desde el primer momento por lo que es, un sitio al que hay que ir. Su color, la armonía de sus formas, lo que significa... sí, son cosas importantes pero después de visitarlo un domingo por la mañana de un día del mes de julio, descubro que visitarlo rodeado de gente de allí también tiene su encanto. No sé y no puedo imaginarme como sería vagar por sus espacios sin nadie alrededor. En este caso, el paisanaje, como diría Juanjo, también nos dejó buenos momentos.
Mujer de visita en el Taj Mahal.
En el Taj Mahal, frente a la fachada principal. Agra. India.
Con las últimas fuerzas de un viaje que dio mucho de sí visitamos el Fuerte Rojo de Agra antes de emprender el regreso a Delhi. Otra vez espacios armoniosos... descabellados... y gente que le da vida.
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