Por casualidad, como suelen suceder estas cosas, me encontré con una imagen de las que cortan la respiración unos segundos. Sé que existen este tipo de fotografías, hay personas que tienen la capacidad de mirar, ver y disparar; el resultado es la captura del alma de lo que aparece en la composición y de quien efectuó el disparo. Más allá de la habilidad fotográfica está el don de poder retratar algo tan etéreo como es el espíritu; -Se te ve hasta el alma. Incluso, a veces, pueden resultar obscenas.
"La misión del film no es entretener al auditorio, sino lograr que el auditorio «se sirva a sí mismo». Conmover no divertir. Proporcionar munición a los espectadores…" Sergei Eisenstein.
Steve McCurry ya lo había hecho ("Afghan girl" 1985), no por casualidad, lo hace cada vez que aprieta el botoncito tocado por la mano de los dioses. Es algo así como susurrar a cada disparo: -ve y captúrala para mí.
Aquí podéis comprobarlo: http://stevemccurry.wordpress.com/
Volver a entrar en su mundo me desconcertó e hizo que me preguntara ¿cómo tienes el valor de compartir imágenes tan pobres y faltas de fuerza? No lo sé, no lo entiendo, el mundo va demasiado rápido y trato de no quedarme atrás; necesito mostrar las capturas para que cobren una vida que yo no soy capaz de imprimirle.
Pararse a pensar en el tiempo detenido un instante, recrear la mirada en los sutiles movimientos de lo efímero; la luz vibrando, el movimiento...
Ya estoy echando de menos los universos de Murakami ¿qué será del "hombre carnero", de Yuki, de Yumisyoshi o del protagonista que nos acompañó durante 800 paginas sin saber siquiera su nombre?, ¿qué sería de nosotros?
El duende se remueve inquieto sobre la silla, igual está contagiándose de mi tic ¿sobre qué se sentará cuando regrese a su bosque húmedo?, ¿añorará el mar? No responde, ahora nunca lo hace, sólo me mira.
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