"...El tipo se llamaba Omar. Le faltaba un brazo, lo había perdido en uno de los enfrentamientos con los talibanes. Les hizo pasar, les sirvió té y le contó como él mismo había visto morir a Khaled, luchando como un héroe contra el enemigo hasta su último aliento, según contó. La esposa de Khaled se desmayó allí mismo en el sofá de la casa de Omar. A la mañana siguiente reunió fuerzas para contárselo a su hijo. Después enmudeció y murió un mes y medio más tarde, tras sufrir fuertes dolores de estómago. Cuando le pregunté a Abdul cuál fue la causa de su muerte, me miró extrañado, encogió los hombros y, en un tono con el que quería indicar que la respuesta era obvia, contestó:
-De pena, murió de pena. ¿De qué iba a morir si no?".
EL HOMBRE MOJADO NO TEMA LA LLUVIA.
Voces de Oriente Medio.
Olga Rodríguez.
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